Las nuevas tecnologías avanzan, y las consecuencias de este incremento son notorias.
Especialistas advierten sobre el uso desmedido de los jóvenes y sus peligrosas secuelas, pero no dejan de notar que, a su vez, las familias también se encuentran sumergidas en un mundo virtual.
El pasado viernes 15 de mayo, se conmemoró el Día Internacional de la Familia. En reflexión al festejo de este día, varios especialistas plantean este gran impacto social provocado por las redes sociales que generan atención excesiva en sus usuarios y problemáticas familiares constantes.
El psicólogo clínico chileno Gonzalo Bacigalupe, catedrático de la Universidad de Massachusetts en Boston, Estados Unidos y Presidente de la Sociedad Americana de Terapia Familiar, explica que aunque haya una diferencia entre la comunicación virtual y la que se da cara a cara, “la frontera entre ambas cada día se disuelve más”.
Ante el creciente uso de las nuevas tecnologías, las familias se “desconectan”, y se va perdiendo el contacto personal y genuino que se da en el día a día.
El psicólogo luego agrega que, donde hay más distancia emocional es probable que se produzca una mayor lejanía emocional, a causa de las redes sociales. Sin embargo, “donde hay una relación saludable, es viable que las nuevas tecnologías ayuden a las familias a mantener la conexión”.
Siguiendo este razonamiento, el psicólogo Rodolfo Justine, añade que la tecnología por sí sola no desconecta a ningún miembro de la familia, sino que “desconecta al que se quiera desconectar o no sepa cómo ‘conectarse’ a su realidad”.
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