El cigarrillo electrónico presenta beneficios tanto para los fumadores como para los que no lo son y facilita terminar con esta adicción.
No es noticia el hecho de que fumar cigarrillos de tabaco afecta de manera negativa la salud, tanto de los fumadores como también la de personas que no consumen este producto, pero también es sabido que estos contienen sustancias altamente adictivas. Por otra parte, hace ya algunos años se ha lanzado al mercado una alternativa mucho menos perjudicial para la vida humana: el cigarro electrónico.
Si bien sería notablemente mejor para la salud y para la economía de los consumidores no realizar ninguna de las dos actividades, “vapear” (nombre que recibe la acción de aspirar el vapor del dispositivo electrónico) es la opción más sana para todos. Uno de los beneficios destacados de esta actividad es que facilita dejar el tabaco. Se debe a que al momento de elegir el tipo de esencia que se quiere poner en el dispositivo, también tenemos la posibilidad de optar por qué graduación de nicotina queremos consumir, existiendo cuatro niveles: alta, media, baja y nula(sin nicotina).
Se han realizado estudios tanto al humo del tabaco como al vapor de las esencias, los cuales han revelado que el vapor una vez aspirado deja pasar solamente nicotina y no otras sustancias como el benceno, presente en el humo del cigarrillo, altamente cancerígeno. El líquido con que se alimenta el dispositivo electrónico esta hecho con propilenglicol y glicerina, elementos no dañinos para la salud y que a diario encontramos en nuestros alimentos. Por el lado del cigarro de tabaco, en su humo se detectan sustancias altamente cancerígenas como tolueno, xilenos, etilbenceno, estireno, entre otras.
El cigarrillo de tabaco también resulta contaminante para el medio ambiente, tanto su humo como los desechos de las colillas. En Argentina, el tabaquismo es causa de 40.000 muertes al año, de las cuales 6.000 son de fumadores pasivos. El 15,5% del gasto público en salud son utilizados para atender enfermedades derivadas de esta actividad.
Si bien esto da solución a muchos problemas, la realidad es que queda tanto en manos de los consumidores como del Estado, ya que aún no se han tomado cartas en el asunto.
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