El pasado sábado la ciudad de Tandil volvió a recibir al Indio Solari y sus miles de seguidores. El ex – cantante de los históricos Redonditos de Ricota volvió a brindar un show para más de 150.000 personas en donde además se sinceró con su público cuando declaró sufrir la enfermedad de Parkinson.
Hacia las 22.oo la plaza Velez Sarfield fue poblada de fanáticos ricoteros en donde más de diez colectivos de línea alquilados por distintas agrupaciones ricoteras, empresas de viajes y fanáticos comenzarían el largo recorrido que los llevaría a la ciudad bonaerense donde se celebraría el nuevo recital de ex – líder de la histórica banda de rock nacional Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Las banderas se hicieron presentes desde el primer momento, sonrisas e impaciencia se dibujaban en las caras de muchos que viajaran por primera vez a presenciar lo que afirman es el “pogo más grande del universo”.
Desde los primeros minutos de viaje los cantos no se hicieron esperar, a viva voz cada uno reflejaba la emoción de volver a vivir la tan famosa misa ricotera que convocó a miles de personas en las citas previas en Mendoza, La Plata, Salta, Gualeguaychú y la misma Tandil. Luego de 12 horas de viaje llegamos a la entrada de la ciudad serrana en donde la caravana de autos, colectivos y combis se extendía por 3 kilómetros. Carpas y fanáticos que caminaban hacia las inmediaciones del hipódromo de la ciudad completaban el paisaje de ingreso a lo que por un fin de semana sería el hogar de miles de personas que viajaron desde todos los rincones del país. Todos parecen estar vibrando a cada canción que suena por los parlantes que ocupan esquinas de la ciudad o través de autos estacionados esperando la hora indicada. El bulevar que da acceso al centro y forma parte de la ruta hacia el hipódromo esta atestado por una multitud que festeja a cada minuto. Hay quienes llevan ahí días y otros que hace pocas horas llegaron. Solo hay alegría en las calles y la presencia policial es escasa. La seguridad del evento solo ocupa las cercanías al recital y las boleterías pero su trabajo es casi nulo.
Ismael es uno de los tantos fanáticos que viajaron miles de kilómetros para volver a asistir, como lo hizo en Mendoza y en Gualeguaychú. Viene desde Ushuaia y es imposible borrarle la sonrisa del rostro y ninguno de los inconvenientes del viaje parecen poder hacerlo. Así como el hay quien viajo desde Salta, Neuquén, Córdoba, Chubut, entre otros tantos rincones de la Argentina, nadie quiere perderse eso que esperan hace tanto tiempo.Los mas arriesgados salieron a las rutas con una mochila y duermen donde los encuentra la noche, otros disfrutan la comodidad de un hotel y hay quien armó su carpa en el primer espacio verde que encontró. El dinero parece no ser obstáculo suficiente para llegar a destino.
Hacia las 18.00 la marea de banderas y remeras que rezan distintas frases de canciones hechas mantras se dirigen hacia el predio que los recibirá. La entrada se extiende hasta las 21.00 horario en el cual daría comienzo el show. Con el cuerpo exhausto de viajar y cantar y bailar todos ansían la llegada de aquel que los convoco, una vez más los gritos se hicieron oír en el cielo de Tandil cuando el mítico cantante se hizo presente frente a mas de 150.000 personas que esperaban con la desesperación de lo pronto a ocurrir sus canciones. La alegría encontró su punto mas bajo cuando el artista se sinceró con su público al contarles que sufría la enfermedad de Parkinson. Conciso y claro el declaró: “Anda circulando por internet una versión de que estoy enfermo… y es verdad. Mr Parkinson me anda pisando los talones pero bueno, aquí estoy, no me voy a bajar del escenario tan fácil”.
A continuación los primeros punteos de “Nuestro amo juega al esclavo” dieron el pie para que ritual final diera comienzo y las pasiones de jóvenes y viejos se desataran. Intercalando entre las conocidas canciones ricoteras y las últimas de sus obras como solista junto a la banda que lo acompaña, los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, el Indio Solari interpretó 28 canciones. En lo que parecía tratarse de un ser vivo la masa de personas latía a cada nuevo momento que se iba sucediendo y se grababa en la historia de los recitales de cada uno de los presentes. Como ya viene ocurriendo desde la salida del álbum “Oktubre” fue “Jijiji” quien coronó la misa ricotera.
Con la tranquilidad característica posterior a finalizar cada uno de los recitales los miles de fanáticos abandonan el Hipódromo con fuegos artificiales siendo el telón de un nuevo encuentro. Con las cabezas gachas y una tristeza aplacada por la alegría de haberlo vivido, poco a poco autos, colectivos y caminantes abandonan la ciudad esperando por volver a vivir otro rocanrol del país.
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