Las casas de medio camino son residencias de tipo transitorias, que son pensadas como dispositivo alternativo a una internación psiquiátrica convencional, para pacientes con padecimientos psíquicos o mentales. Estas casas tienen la particularidad de alojar a personas en un plazo de tiempo corto, mediano o largo y que si bien, las problemáticas entre ellos pueden ser diferentes, los trabajos por lo general son grupales, atendiendo por supuesto, cada trastorno en específico.
Hay dos grupos de pacientes bien diferenciados, por un lado están los pacientes que poseen algún trastorno de personalidad, entre los más comunes se encuentran: bipolaridad, esquizofrenia, psicosis, etc. El otro grupo son personas que transitan crisis vitales de corto plazo como pueden ser perdidas de seres queridos, divorcios o situaciones traumáticas que están acompañadas de depresión, y resulta más adecuado que tengan un acompañamiento psicológico o psiquiátrico. Ambos grupos tienen una característica en común, para ellos es difícil vivir solos o en su entorno familiar, ya que este último muchas veces carece de las herramientas necesarias para abordar a personas con este tipo de padecimiento.
Federico Celiz (20), acompañante terapéutico y estudiante de la carrera de psicología de la UNC, trabaja actualmente en una casa de medio camino y comenta que estas instituciones tienen permitido alojar hasta 12 personas con el fin de armar programas específicos de rehabilitación, está comprobado que a la menor cantidad de pacientes, posibilita que hayan mejores resultados.
En los últimos años se viene dando un proceso de desmanicomializacion (Ley 26.657), que trata sobre la eliminación de los comúnmente llamados “manicomios”, se intenta tomar conciencia de que los pacientes son personas como todos, que pueden tener una enfermedad especial pero que no por eso deben ser marginados a lugares alejados o encerrados para que transcurran el resto de su vida.
Por este motivo Celiz destaca: “los pacientes se sienten estigmatizados y por eso se despersonalizan, empiezan a creer que ellos mismos son solo la enfermedad”. Las herramientas y prácticas que se llevan a cabo tienen como finalidad desarrollar las habilidades sociales necesarias para la re inserción social y laboral, y para que disminuyan las recaídas o re internaciones.
La principal característica que tienen estos espacios es que les brindan a los pacientes la mayor autonomía posible, para que puedan realizar una vida normal, acompañado de los profesionales necesarios, pero sin dejar de tratarlos como lo que son, personas. Por este motivo, el Ministerio de Salud Nacional le otorga un estatus legal que los pone en la vanguardia del abordaje de personas con padecimientos psiquiátricos o mentales.
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