Se puede decir que Villa Boedo es uno de los barrios marginados de la Ciudad de Córdoba. Marginado por los gobiernos de turno, por la prensa hegemónica y, muy seguramente, por gran parte de la clase media ciudadana que, ya sea por miedo o ignorancia, prefiere olvidar que existen este tipo de barrios, ubicados en las periferias de la ciudad, lejos de la urbe y sus habitantes.
Tan marginado es como la permanencia del recuerdo de Ezequiel Barraza, pibe de 22 años que, en manos de un policía, cayó asesinado un 24 de marzo (día representativo contra la lucha antirrepresiva) del año 2014. Barraza, al igual que Facundo Rivera Alegre y que muchos jóvenes de los barrios populares -y marginados- de la ciudad de Córdoba, se convirtió en una victima del gatillo facil.
Sin embargo, el pasado sábado no hubo marginación que valiera. Y, en Villa Boedo, un alto embrollo alegró la tarde de muchos jóvenes y niños. Y allí, entre los murales y carteles, Ezequiel Barraza dijo presente una vez más.
El festejo es revolución
El Alto Embrollo de Villa Boedo comenzó a pocos minutos de pasado el mediodía. Con un sol muy fuerte durante toda la jornada, en una parte de la calle Pedro Medrano sin asfaltar, comenzó una fiesta, llena de música y color, pero sin olvidar el pedido de justicia de un barrio que, exigiendo presencia del Estado sin ser escuchados, comenzó a moverse por sus propios medios.
Así fue que, junto al espectáculo, también se organizaron para realizar, entre todos, la plaza del barrio. Esto se hizo a través de un Mapeo Colectivo, donde cada una de las personas del barrio -incluidos los niños- daba su aporte en el mapa gigante pegado contra una pared.
También fue una jornada donde el recuerdo y el pedido de justicia por Ezequiel Barraza fue constante. Allí estaba su madre, quien se encargó rendirle homenaje de la mejor manera posible. Además, el rostro de Ezequiel estuvo presente a través de un cartel, remeras serigrafiadas y un enorme mural, acompañado por una prosa.
Uniendo estos reclamos en uno solo, el Alto Embrollo es organizado, al igual que desde hace 5 años consecutivos, en el marco de la Marcha de la Gorra, gran manifestación donde todos los marginados por el Estado y los maltratados por las fuerzas policiales, salen a marchar por el centro de la Ciudad de Córdoba. La de este año sera la décima edición, y tendrá lugar el día 18 de noviembre.
El barrio sale a bailar
Durante unas 6 horas, la calle de Villa Boedo se llenó de color. Mientras la radio abierta sonaba, en la bocacalle un taller de murga hacía bailar a los niños y jóvenes al ritmo de la percusión. También los chicos pudieron disfrutar de un taller de magia y otro de títeres.
Por el escenario fueron pasando espectáculos de todo tipo. Con su rap característico, las primeras en pasar fueron el dúo Las Rimandas, quienes antes de terminar, acompañaron a la madre de Ezequiel Barraza a leer el manifiesto de la jornada.
La tarde siguió con un show de magia y títeres. Después de eso, subió al escenario el grupo Papay y su banda, que le agregó a la tarde un poco de característico cuarteto, incluyendo en su repertorio un tema-homenaje a las víctimas de gatillo facil.
El Alto Embrollo cerró, aproximadamente a las 19, con un grupo de percusión que deleitó con sus canciones características del ritmo peruano.
Culminó así una tarde en la cual, entre el constante repudio al accionar brutal de las fuerzas policiales y un ambiente muy festivo, el barrio de Villa Boedo y Ezequiel Barraza, dejaron de lado por un rato la marginación del Estado y volvieron a hacerse presentes, una vez más. Y para siempre.
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